EL ALMA Y EL CUERPO HUMANO.
Dilectas hermanas y dilectos hermanos,
Yo quiero que cada uno de vosotros sea el veraz médico de
su cuerpo.
Yo quiero que cada uno de vosotros sea la segura Guía de
su Alma.
Yo quiero que cada uno de vosotros se consciente del
Espíritu de Dios viviente en vosotros.
Si os habéis preocupado de curar el cuerpo y descuidáis
curar el Alma, ¿qué habéis curado?
Yo, en verdad, os digo: el Alma es el edificio que
contiene el cuerpo. Si el edificio no es solidamente estable, ¿qué será del
contenido?
El Alma es la cusa del cuerpo físico y de ella el cuerpo
extrae linfa de Vida y cuanto sirve para hacerlo totalmente funcional.
Tenéis mucho cuidado del exterior y os olvidáis de la
Perla.
Amáis mucho todo lo que es pasajero y sois indiferentes a
todo lo que es Eterno.
Realizad la completa consciencia espiritual; lo demás,
vendrá por sí mismo, sin que tengáis que pedirlo.
Yo no amo las cosas que pasan, amo las cosas que son
Eternas y de estas cosas me ocupo.
¿De qué sirve el haberos dado la santidad del cuerpo, si
el Espíritu ha quedado ciego?
Pedid antes de ser completamente conscientes en Dios, a
fin de que el alma tenga la totalidad de Su Luz; el cuerpo tendrá gozo de
existir en armonía con Sus Inmutables y Eternas Leyes.
Eugenio Siragusa.